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Displasia de cadera en perros y gatos: causas, síntomas y tratamientos

por | Sep 26, 2025 | NOTICIAS, Salud Animal | 0 Comentarios

Cadera Con displasia

La displasia de cadera es una de las enfermedades ortopédicas más comunes y preocupantes en los perros, aunque también puede aparecer en gatos y de hecho está infradiagnosticada en esta especie. Se trata de una alteración en el desarrollo de la articulación coxofemoral (articulación de la cadera) que provoca dolor, cojera y una disminución progresiva de la movilidad. Aunque se asocia sobre todo a razas grandes y gigantes, puede afectar a cualquier perro independientemente de su tamaño, raza o edad. Entender qué es, cómo detectarla a tiempo y qué opciones de tratamiento existen es fundamental para mejorar la calidad de vida de nuestros compañeros peludos.

Cadera Sin displasia
Cadera Con displasia

La displasia de cadera es una de las enfermedades ortopédicas más comunes y preocupantes en los perros, aunque también puede aparecer en gatos y de hecho está infradiagnosticada en esta especie. Se trata de una alteración en el desarrollo de la articulación coxofemoral (articulación de la cadera) que provoca dolor, cojera y una disminución progresiva de la movilidad. Aunque se asocia sobre todo a razas grandes y gigantes, puede afectar a cualquier perro independientemente de su tamaño, raza o edad. Entender qué es, cómo detectarla a tiempo y qué opciones de tratamiento existen es fundamental para mejorar la calidad de vida de nuestros compañeros peludos.

¿Qué es la displasia de cadera?

En un animal sano, la cabeza del fémur encaja de manera perfecta dentro de la cavidad de la pelvis (acetábulo), funcionando como una bisagra que permite un movimiento estable y sin fricción. En la displasia, esa congruencia se pierde: la cabeza femoral puede ser demasiado plana, no encajar correctamente o moverse con holgura dentro de la cavidad. Este desajuste genera inestabilidad articular y, con el tiempo, desgaste del cartílago, dolor crónico y artrosis.

Factores de riesgo

La displasia de cadera no tiene una sola causa. Es el resultado de una combinación de factores genéticos, ambientales y de manejo. Entre los más importantes se encuentran:

Genética: es un problema hereditario, transmitido con facilidad, que normalmente se salta una generación (es decir viene de los abuelos, no solo es importante que los padres estén bien). Razas como el Pastor Alemán, Labrador Retriever, Golden Retriever, Rottweiler, Mastín, San Bernardo o Bulldog son más propensas.

En gatos es frecuente en razas como el Maine Coon, Persa, Himalayo, British Shorthair, Exotic Shorthair o el Bosque de Noruega.

Crecimiento rápido: en cachorros de razas grandes, una alimentación demasiado calórica o excesiva en proteínas puede favorecer un desarrollo óseo anormal.

Ejercicio inadecuado: la sobrecarga de las articulaciones en edades tempranas, por ejemplo, con saltos excesivos o ejercicio intenso, aumenta el riesgo.

Sobrepeso: el exceso de peso es uno de los principales agravantes, ya que añade presión extra sobre unas caderas ya debilitadas.

Otros factores ambientales: suelos resbaladizos, falta de musculatura en la zona de la cadera o traumatismos durante el crecimiento pueden empeorar la situación.

Síntomas más comunes

Los signos clínicos de la displasia de cadera varían en intensidad y edad de aparición. Algunos perros y gatos muestran síntomas desde cachorros, mientras que en otros los problemas no aparecen hasta la edad adulta y esto es algo muy importante para el diagnóstico precoz. Los más habituales son:

  • Dificultad para levantarse tras estar acostado.
  • Cojera intermitente o constante en las patas traseras.
  • Rigidez al caminar, correr o subir escaleras.
  • Movimientos extraños, como balancear la cadera al andar.
  • Dolor evidente al palpar la zona de la cadera.
  • Disminución de la actividad y rechazo al juego o al ejercicio.
  • Atrofia muscular en las extremidades posteriores en fases avanzadas.

En los cachorros puede observarse una especie de «salto de conejo», es decir, mover las patas traseras a la vez al correr. En adultos, la cojera y la rigidez suelen ser más evidentes tras periodos de inactividad.

Diagnóstico

El diagnóstico de displasia de cadera debe realizarlo un veterinario mediante exploración clínica y pruebas de imagen. Durante la consulta, se evalúa la movilidad articular, la presencia de dolor y los rangos de movimiento.

Las radiografías son esenciales para confirmar el grado de displasia y valorar el grado de artrosis. En algunos casos, pueden emplearse técnicas más avanzadas como la tomografía computarizada (TC) o la resonancia magnética (RMN), especialmente si se está considerando algún tratamiento quirúrgico.

Existen protocolos radiográficos específicos que permiten clasificar la gravedad de la displasia, lo que facilita elegir el tratamiento más adecuado.

Opciones de tratamiento

No todos los animales con displasia de cadera requieren cirugía inmediata. El tratamiento dependerá de la edad, el grado de afectación y la calidad de vida del animal. Se distinguen dos enfoques principales: conservador y quirúrgico.

Tratamiento conservador

Indicado en casos leves o moderados, o cuando la cirugía no es posible por edad o condiciones de salud. Incluye:

  • Control de peso: mantener al perro en su peso ideal es fundamental para reducir la presión sobre las caderas.
  • Ejercicio moderado y regular: paseos controlados, natación o ejercicios de fisioterapia ayudan a mantener la movilidad sin sobrecargar las articulaciones.
  • Suplementos nutricionales: condroprotectores y ácidos grasos, que ayudan a proteger y controlar la inflamación articular.
  • Medicamentos antiinflamatorios y analgésicos: se utilizan para controlar el dolor y la inflamación en fases de crisis.
  • Fisioterapia y rehabilitación: técnicas como láser terapéutico, magnetoterapia, hidroterapia o masajes especializados ayudan a mejoran la movilidad y reducen el dolor.
  • Medicina Regenerativa: la terapia con Plasma Rico en Factores de Crecimiento (PGRF) o las células madre son alternativas prácticamente sin efectos secundarios que pueden ayudar de forma muy eficaz a controlar el dolor y mejorar la movilidad en estos casos.

El tratamiento conservador no cura la displasia, pero puede mantener una buena calidad de vida durante años.

Tratamiento quirúrgico

De forma preventiva o en casos graves, cuando la calidad de vida se ve muy limitada, la cirugía puede ser la mejor opción. Existen varias técnicas:

  • Sinfisiodesis Púbica Juvenil (SPJ): indicada en animales muy jóvenes entre las 16-20 semanas de edad. Requiere de un estudio previo preventivo entre las 14-16 semanas de edad para valorar si son o no candidatos.
  • Doble osteotomía pélvica (DOP): indicada en perros jóvenes (normalmente antes de los 20 meses de edad), antes de que aparezca artrosis avanzada. Consiste en modificar la posición de la cavidad de la cadera para mejorar la cobertura acetabular.
  • Artroplastia de escisión de cabeza y cuello femoral: se retira la cabeza del fémur, eliminando el dolor. El cuerpo genera una falsa articulación de tejido fibroso que permite mantener la movilidad. Se asocia a mejor pronóstico en perros de tamaño pequeño o mediano, aunque se puede realizar en animales de gran tamaño.
  • Prótesis total de cadera (THR): es la técnica más avanzada y efectiva, aunque también la más costosa. Sustituye la articulación dañada por una prótesis artificial que devuelve la movilidad casi de forma fisiológica.

La elección de la técnica depende de la edad, el tamaño del animal, el grado de artrosis y las posibilidades del tutor.

Pronóstico y calidad de vida

Con un diagnóstico temprano y un manejo adecuado, muchos perros y gatos con displasia de cadera pueden llevar una vida activa y feliz. Incluso en casos avanzados, ya que existen tratamientos que permiten controlar el dolor y mejorar la movilidad.

Es importante entender que la displasia no se “cura” de forma espontánea. Sin tratamiento, el problema tiende a empeorar con los años debido a la evolución de la artrosis.

El pronóstico mejora notablemente cuando el tutor se implica en el control del peso, la administración de suplementos y medicamentos, y el mantenimiento de rutinas de ejercicio adaptadas.

Prevención

Es muy importante realizar estudios preventivos de displasia de cadera por un traumatólogo para valorar las opciones a tiempo, ya que cuánto antes se diagnostique mayores son nuestras opciones.

Por lo general, en perros, se recomienda un primer estudio preventivo a las 14-16 semanas de edad (es decir antes de los 4 meses) y luego un nuevo estudio en torno a los 8-9 meses de edad. En el caso de animales adultos, un control radiográfico anual es importante para ver la evolución de la enfermdad.

Aunque no es posible evitar por completo la displasia, hay medidas que reducen su riesgo y gravedad:

  • Evitar el sobrepeso desde cachorro.
  • Ofrecer una dieta equilibrada adaptada a la etapa de crecimiento.
  • No forzar a los cachorros con ejercicios bruscos o saltos.
  • Evitar suelos resbaladizos en casa para prevenir caídas.
  • Realizar revisiones veterinarias periódicas en razas predispuestas.

Convivir con un perro con displasia de cadera

Vivir con un perro diagnosticado con displasia implica adaptaciones en el día a día, pero no significa renunciar a una buena calidad de vida. Algunas recomendaciones útiles son:

  • Proporcionar camas ortopédicas y cómodas.
  • Usar rampas en lugar de escaleras para subir a sofás o coches.
  • Evitar suelos resbaladizos colocando alfombras.
  • Mantener paseos frecuentes pero cortos, sin forzar el ejercicio.
  • Ofrecer juguetes interactivos que estimulen la mente sin necesidad de grandes esfuerzos físicos.
  • Seguir siempre las pautas veterinarias y realizar controles periódicos.

Con estos cuidados, los perros con displasia pueden seguir disfrutando de paseos, juegos y una vida activa durante muchos años.

Conclusión

La displasia de cadera es una patología compleja que puede afectar seriamente a la calidad de vida de los perros y gatos, pero con un diagnóstico temprano y un manejo adecuado, es posible controlar sus efectos. La implicación del tutor, junto con la orientación veterinaria, marca la diferencia entre un animal limitado por el dolor y otro que disfruta de una vida plena.

En Trufa Clínica Veterinaria contamos con experiencia en el diagnóstico y tratamiento de la displasia de cadera. Si sospechas que tu perro presenta alguno de los síntomas mencionados o pertenece a una raza predispuesta. Nuestro equipo puede ayudarte a establecer el mejor plan de manejo, ya sea conservador o quirúrgico.

Contacta con nosotros y garantiza a tu compañero peludo la movilidad y el bienestar que se merece

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